domingo, 13 de enero de 2013

A veces hay que cometer errores para averiguar como acertar.

Las catorce mil millones de neuronas que tiene nuestro cerebro se mueven a una velocidad de 700 Km por hora. La mayor parte del tiempo no podemos controlarlas. Cuando nos da un escalofrío. Cuando se nos eriza la piel. Cuando nos excitamos. El cuerpo sigue esos impulsos de forma natural, algo que tiene mucho que ver por qué nos cuesta tanto controlar los nuestros.
A veces tenemos impulsos que preferimos no controlar, aunque nos arrepintamos de no haberlo hecho.
Nuestro cuerpo es esclavo de nuestros impulsos.
Pero lo que nos hace humanos es lo que controlamos.
Tras la tormenta, tras el arrebato, cuando la niebla se disipa, podemos arreglar el desastre que hemos causado. Podemos dejar atrás el pasado.

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