Somos seres humanos. Y como tales nos encontramos atrapados por un millón de emociones que de una forma tan imprevisible como irracional consiguen afectarnos diaramente.
Esperamos ansiosos la llegada de un día o de un momento especial. Ya sea por el significado que pueda tener, por las sensaciones que nos producirán, por la ilusión de algo que nos mantiene en vilo, o por algo que echamos de menos y que nos alegrerá volver a sentir cerca.
Quizá sea por eso, o tal vez se deba a la sencillez de los pequeños momentos, a los detalles, y a las personas que los hacen especiales.
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